lunes, 16 de febrero de 2009

Gracias por existir, 2º Premio

Gracias amor mio, por seguirme protegiendo el alma en la distancia, por curar mis heridas y dejar que este sueño siga creciendo dentro de nosotros... Por creer en mí y permitirme entrar en tu corazón. Se que no existen distancias ni barreras entre nosotros. Se que el pensamiento es nuestro aliado; que el aire que nos comunica nos permite volar en la distancia, para unirnos y disfrutar dentro de la dimensión exquisita de los Dioses, este sagrado sentimiento.

Se que la paz que logremos anidar en nuestro corazón será la mejor forma de amarnos en la realidad, cuando volvamos a estar juntos. Sigue así, amado ángel del amor, firme y transparente volando de mi mano. Tocando mi rostro con tus ojos y acariciando mi existencia con tu fe... Tarde o temprano estaremos juntos, porque así estaba escrito antes de todos los tiempos...

Y la humanidad que nos observa bendice nuestra unión. Cree en nuestro encuentro amado mió, míralo en tus sueños y toca mis labios al igual que yo toco los tuyos... con el pensamiento.

Porque no son tus fotos ni las mías las que nos permiten sonreír, es este sentimiento dentro de nuestro corazón llamado paz, nacido de la mezcla de varios sentimientos sagrados: esperanza, confianza y seguridad…

Es la fuerza de ser simplemente lo que somos y aceptarlo en silencio humildemente.

Sigue así dulcemente, amado mío, sonriendo y mirando nuestro reencuentro.

Porque el Dios creador del Universo nos bendice y nos protege, nutriendo día con día nuestras almas con su luz. Pronto podremos volar juntos, amado ángel de mis sueños. Espera por mi y no dudes que aunque la dimensión de los mortales nos separe, la luz divina de la creación nos unió, desde antes de nacer.

No dudes jamás de nuestro amor...

Nada ni nadie nos podrá separar...

Nadie podrá interponerse entre nosotros, porque así estaba escrito antes del tiempo, sobre el libro secreto de la vida y de la muerte...

Esperare por ti, amado mio y tu...simplemente, déjate llevar por tu instinto... Y camina despacio a mi encuentro.

Porque somos un mismo ser y estamos aquí...

Angélica Martí

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